Ecomuseu de les Valls d’Àneu

El Ecomuseu de les Valls d’Àneu fue una de las primeras experiencias museológicas de este tipo en España. La gestación de la iniciativa se puede iniciar en 1969 con el movimiento sociocultural que consiguió que el ayuntamiento adquiriese dos años más tarde la finca Closeta de Gassia (actual núcleo y sede central del ecomuseo), que junto con los terrenos aledaños constituían un conjunto de casa pallaresa. El objetivo era la construcción de una escuela, algo que no se llevó a cabo. El conjunto de propiedades quedó sin uso, lo que llevó al ayuntamiento a ponerlo en venta en 1979.

El destino de este complejo patrimonial cambio en 1983, año en el que se crea el Consejo Cultural de les Valls d’Àneu con la idea de potenciar y desarrollar la cultura y el patrimonio del territorio. Esta entidad estaba presidida por un gestor cultural y contaba con el apoyo de la administración local. De hecho, en 1985 se creó Arxiu Històric de les Valls d’Àneu y en 1987 se l’Escola de Natura-Camp d’Aprenentatge. En el mismo año de 1987 se redactó el primer proyecto del ecomuseo, subvencionado por la Generalitat de Cataluña y con el apoyo de los cuatro ayuntamientos que componen el Valls d’Àneu de la comarca del Pallars Sobirà (Alt Àneu, Espot, Esterri d’Àneu y Guinegueta d’Àneu). Esta comarca posee una extensión de 407 kilómetros cuadrados y en la década de los años 80 y 90 contaba con cerca de 1300 habitantes, distribuidos en veinticuatro pueblos entre los 900 y los 1400 metros de altitud.

El primer proyecto un marcado acento académico y en este sentido algo idealista si bien con una mirada contemporánea, pero la realidad no permitía sostener (económicamente) ese proyecto. La realidad local podía partir de esa visión, sin embargo, necesitaba una dimensión sobre el territorio, algo aplicable a una realidad local. El impulso definitivo al proyecto llegó en 1988, con la celebración del simposio Antropología y Patrimonio Cultural, en 1988 donde se formó un grupo en la Universidad de Lleida para el fomento y la investigación del patrimonio local. El Consejo Cultural de les Valls d’Àneu encargó en 1991 el plan definitivo del ecomuseo a dos antropólogos que este grupo de la Universidad de Lleida, Xavier Roigé y Llorenç Prats.

El segundo proyecto se reformuló incluyendo la formación de guías de la zona, fomentando la transmisión de saberes a las generaciones más jóvenes; la puesta en marcha de una granja que fuese una nueva extensión del ecomuseo; la mejora de la sede central, incluyendo una revisión de la exposición y una tienda; y potenciando las extensiones del Ecomuseo original que ya tomaron el nombre de radiales. El nuevo proyecto debía ir más allá de una simple recuperación patrimonial, tenía que llegar a la constitución de una entidad viable económicamente y autogestionable.La primera actividad que dio vida al ecomuseo fue en ese año de 1991; una exposición inaugural, bajo el título: «L’Ecomuseu de les Valls d‘Àneu: la Identitat d’un territorio». La exposición se estructuró en tres secciones, (1) Hombre, territorio y tiempo; (2) Patrimonio Integral; y (3) Difusión, conociendo les Valls d’Àneu. Suponía una presentación a la comunidad de la dimensión social y territorial que conllevaba el proyecto del ecomuseo. En 1993 se inauguró la primera fase en el que presentó la rehabilitación y acondicionamiento de la casa Gassia d’Esterri, la recuperación de la serrería hidráulica de Alós, de la iglesia d’Isil, y la programación de diversos itinerarios.

Oficialmente el ecomuseo abrió sus puertas en 1994, año en el que se creó su ente gestor: el Consorcio y Patronato del Ecomuseo, formado por cuatro ayuntamientos, el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, la Universidad de Lleida y el Consejo Cultural de Valls d’Àneu. Esta fórmula les permitía, y les permite, por un lado, tener cohesionados diferentes entidades de la comarca y, por otro, una autonomía presupuestaria y de acción, algo fundamental para poder entablar vínculos con la población y el territorio.

El ecomuseo se formuló con un modelo de tipo centralizado con una sede ubicada en un edificio del siglo XVIII, la Casa Gassia en Esterri d’Àneu. Ejerce de museo en el que se representa la vida socioeconómica de la región, y sirve como centro de acogida de visitantes y lugar de gestión y de administración. Posee una serie de radiales (antenas), que completan y vertebran en el territorio:

• La Casa Gassia de Esterri d’Àneu, Casa museografiada originaria del siglo XVIII, está situada en pleno centro del barrio viejo de la localidad. Un ejemplo de casa agroganadera, representativa de la base de la economía local. Mantiene su estructura original y muestra los modos de vida familiar y del espacio doméstico. Junto con la casa se han conservado, museografiado y convertido en espacios polivalentes: tienda, escuela de música y almacén. Así mismo, dentro de la villa se ha desarrollado el Itinerari Urbà d’Esterri d’Àneu con paneles explicativos.
• El aserradero de Alós, donde se explica el mundo de la explotación forestal y donde recientemente se ha puesto en valor el patrimonio derivado del exilio a Francia provocado durante la Guerra Civil y el franquismo.
• El Conjunt Monumental de Son, formado por la iglesia de los Santos Justo y Pastor, el campanario lombardo, el cementerio, y la torre del reloj. En su interior se puede ver el retablo, una obra del arte gótico leridano realizada por Pedro Espallargues. 
• Patrimonio eclesiástico, como el Monasterio de Sant Pere del Burgal, Sant Joan d’Isil, Sant Julià d’Unarre, Sant Pere de Burgal y Santa Maria d’Àneu.
• La Formatgeria de la Roseta de Gavàs. Esta quesería es un proyecto global para la elaboración de quesos de la zona donde todo el proceso se lleva desde la misma entidad: crianza del ganado, elaboración del queso y venta.
• Las rutas de los búnkeres de la Guingueta d’Àneu. Junto con los caminos del exilio se han recuperado estructuras fortificadas del periodo de la Guerra Civil y del franquismo que sirven como elementos para mostrar la evolución del paisaje y para enlazar otras partes de los pirineos, pues estas construcciones se realizaron a lo largo de toda la cordillera pirenaica.

Estas radiales son esenciales para la dinamización que se realiza desde el ecomuseo, sobre todo, para establecer conexiones con las necesidades de la población y los diversos colectivos: ganaderos, sector turístico, parque nacional, etc. Recientemente su radio de acción se ha ampliado a otros equipamientos y recursos patrimoniales. La escasez de recursos humanos y financieros les impide poder gestionar directamente otros recursos y espacios patrimoniales, pero dan soporte y apoyo a las iniciativas institucionales y ciudadanas. Entre las últimas se encuentra la declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad las «Fallas del Pirineo».

En la actualidad el ecomuseo está inscrito en el Registro de museos de la Generalitat de Catalunya, fue una de las antenas del Observatorio para la Investigación Etnológica en Catalunya y del Centro de Promoción de la Cultura Popular y Tradicional Catalana, es miembro de la Red de Museos de Etnología de Catalunya, del Institut per al Desenvolupament i la Promoció de l’Alt Pirineu i Aramn (IDAPA), de la Xarxa de Museus i Equipaments Patrimonials de l’Alt Pirineu i Aran, y de la Xarxa de Museus de les Terres de Lleida i Aran.

El Ecomuseu de les Valls d’Àneu ha sido nominado y ha obtenido diferentes premios y galardones. En 1995 obtiene el Premio Nacional de Cultura Popular, otorgado por el Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya. En 1998 es nominado al Premio Museo Europeo del año. En 1999 obtiene el Premio del Ministerio de Medio Ambiente por la contribución a la conservación de los espacios Naturales Protegidos en España. En 2002 recibe la mención especial del Jurado del VI Premio de Narración Literaria Pirineu, por la tarea de difusión de la cultura pirenaica en el Pallars Sobirà, y por su colaboración y participación con todos los medios para darla a conocer. En 2005 candidato a los premios de museología, otorgados por la Asociación Catalana de Museología, dentro de la categoría dedicada a proyectos, exposiciones, experiencias y actividades e instituciones, por la puesta en funcionamiento de un proyecto patrimonial y museístico de acción determinante en el territorio dónde se ubica, por su singularidad y por la trascendencia en su acción; un museo enmarcado en su entorno que permite relacionar elementos monumentales, naturales, etnográficos con el paisaje dentro del cual se inscriben. Y en 2010 obtiene el premio extraordinario de museología de la Associació de Museòlegs de Catalunya. Fue nominado como una de las maravillas del Pirineo, dentro una iniciativa impulsada y desarrollada por la Organización Capital de la Cultura Catalana y Cataluña Radio para seleccionar las 7 maravillas del Patrimonio Cultural Material de Cataluña, de entre 100 propuestas que aspiraban a convertirse en maravilla de Cataluña, seleccionadas por votación popular a inicios del 2007.

El Ecomuseu de les Valls d’Àneu nació bajo la influencia directa de los ecomuseos franceses. Estratégicamente, y después de veinticinco años de actividad, el ecomuseo va más allá de la presentación de un patrimonio, pretende conseguir una dinámica para convertirse en un continuo observador del territorio, capaz de participar en proyectos locales y globales, trabajando lo local desde lo global. En la actualidad su línea estratégica es constituirse como un «espacio de proximidad» y con «capacidad de autogestión», no depender solo de la municipalidad.